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- Aunque de profesión eminentemente de ciencias (Censor y Auditor de Cuentas como funcionario del Estado), siempre sentí la llamada de las Letras, hasta que a los 16 años una novela que escribí, al no tenerla registrada, fue utilizado su contexto, por lo que hasta el año 2001 no volví a retomarla. Libros Editados: CAYUCO ¿esperanza o desesperanza? Copyright, RPI, e ISBN 978-84-614-5945-2 Scherezade y sus mil y una fantasías Copyright, RPI e ISBN 13-978-84-611-0131-4 De la Mano Lazarillo: Copyright, RPI e ISBN 84-609-1131-4 Libros Inéditos Cayuco: ¿esperanza o desesperanza? En Francés. Pendiente de un EDITOR que quiera introducirlo en el Continente Africano, donde tengo contactos en Senegal con altas figuras políticas, Periodista televisivos como Mamadou Koume, Masamba y otros, para la Presentación así como la Exposición de los cuadros que lo ilustran. Tras las Huellas. C. RPI 00/2004/7031 ¡ Vive ¡ C. RPI 00/2007/198 y 00/2007/3489 ¡ Palabras del corazón… caminos del alma ! 2003/3945, 7843 y 11888 y 00/2003/10283 ¡ Hoy quiero el ayer… para el mañana ! C. RPI Pulpin y Pejín (cuento infantil) C. RPI 00/2003/6787 Y… Diversas Poesías, Artículos… Como Pintor e Ilustrador: Exposición en el Corte Inglés de Santa Cruz de Tenerife de 14 Óleos sobre lienzos con sus 14 Poesías enmarcadas en pergamino troquelado que explican a su vez las Historias reales del libro. 28 Dibujos a plumilla con Diseño Gráfico por Joseba Aljives Hurtado 27 Mandalas a plumilla. 1 Talla en Roble de un libro abierto con el Mapa de África y el Título de CAYUCO. Además unos 12 Óleos sobre lienzos para una próxima Exposición.
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martes, 14 de febrero de 2012
LAZARILLO Y EL ESCUDERO
Día 14-02-12 Facebook
LAS VIVENCIAS DEL LÁZARILLO CON EL ESCUDERO
Le seguí feliz, admirando su extremo porte.
Cruzamos calles, plazas, ventas y más ventas
(relamíame de gusto lo que había en ellas),
pero nada, de largo seguía y seguía sin tregua
hasta llegar a una Iglesia, donde devotamente
oyó misa y todo lo que conlleva.
En terminados los oficios salimos y víme
recorriendo los mismos lugares pero a la inversa.
Se paró en una casa cuya puerta abrió.
Entramos en la oscura mansión
y quitóse la capa que con pulcritud dobló.
Preguntóme de mis idas y vueltas.
Le conté lo que mejor pareciere de ellas,
mintiendo más que hablaba
al no haber entrado con él en confianza.
Una vez mi alegato hubo terminado,
inquirió si había comido.
En diciéndole que no, ante mi sorpresa comentó:
“Que el lo hacía muy temprano
y hasta la cena no probaba bocado”
Me recomendó que lo mismo hiciera yo.
¡Válgame el cielo, voy de mal en peor!
Con un ¡ay! arrancado del fondo de mi corazón
a punto estuve de desmayar
y, aunque tenía claro que la salud del cuerpo
comenzaba con el trabajo del estómago,
requerí a los piquetes de huelga la depusieran
al propio tiempo que al Creador le pedía:
¡Ven, dame, cédeme tu fortaleza!
y... gracias a ella, el hambre de momento se deslizó
como el agua en el río, como viento en la estepa.
Uno propone, pero el hambre en apretando
es cual vendaval o jauría de lobos tras una pieza
que jamás la pierde, ni deja títere con cabeza.
De esta forma sentíame, a la vez que saqué de la bolsa
unos trozos de pan que tenía como única hacienda.
Disponíame a saborearlos cuando exclamó:
¡Pardiez! a fe que parece bueno y limpio ese pan,
a la vez que comenzaba a dar buena cuenta de él.
En observándole tan diligente y presto, más lo fui yo,
no sea que acabase con todo en un santiamén.
Finalizando a la par tan improvisada competición.
¡El que no corre vuela, pensé!
(y... mañana día 15 la historia seguiré, jejeje...)
De mi libro: “De la mano del Lazarillo”
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